“En esto descubrieron treinta o cuarenta Molinos de Viento que hay en aquel Campo…”
Para gran parte de cervantistas y especialistas en historia, Cervantes se inspiró en el paraje de la Sierra de los Molinos de Campo de Criptana para escribir la famosa aventura con la que se inicia el capítulo VIII de la primera parte de “El Quijote”.
En las “Relaciones” de Felipe II, en 1575, se habla que en Campo de Criptana había “muchos molinos” y en el Catastro ordenado hacer por el Marqués de la Ensenada a mediados del siglo XIII se constata que en la época del Quijote existían en Campo de Criptana treinta y cuatro molinos de viento.
Folleto realizado por la Cámara de Comercio Hispano Japonesa para el Ayutamiento de Campo de Criptana.